vino del sur con su caminar de gato de mar
las mujeres persignadas perfumadas y santas
la miraban pasar con envidia a esa seguridad
que le presta el viento constructor de olas
trae consigo el sabor a sal en su sexo salvaje
la alegría de sus senos libres como sus palabras
sus labios que me llenaban de miel el cuerpo
sus manos que me incendiaban pies a cabeza
luego cenamos frente a la catedral riendo
rebeldes nos besamos en su cara
con nuestro amor hereje ateo libre
tomados de la mano frente a sus torres
nos encerramos piedra lodo aceites besos
sus piernas las mías todos nuestros labios
las dulces perversiones los juegos de delicia
toda la noche haciendo rebeldía